PELIGROS ASOCIADOS AL VOLCÁN VILLARRICA
El Volcán Villarrica está ubicado en el límite de las regiones IX, de la Araucanía, y X de Los Lagos (39° 25 S), entre los lagos Villarrica y Calafquén y abarca parte de las comunas de Villarrica, Pucón y Panguipulli. Ocupa el extremo noroccidental del Parque Nacional Villarrica y, en su flanco norte, se ubica un centro de esquí. A sus pies se encuentran localidades turísticas como Villarrica, Pucón, Licán Ray y Coñaripe, además de centros poblados menores. Al norte y sur del volcán, se sitúa el camino internacional Villarrica-Junín de los Andes, por el paso Mamuil Malal, y el camino Villarrica- San Martín de los Andes, por el paso Carririñe.
El volcanismo andino es una consecuencia de la subducción de la Placa de Nazca bajo la Placa Sudamericana. La Cordillera de los Andes presenta cuatro segmentos con volcanismo activo (López et al., 1995): Zona Volcánica Norte (ZVN 6°N-8°S); Zona Volcánica Central (ZVC 16°-28°S); Zona Volcánica Sur (ZVS 33°-46°S) y Zona Volcánica Austral (ZVA 49°-56°S). La ZVS es la más activa, tiene 1.400 km de longitud y se extiende entre Santiago y Coihaique.
El estratovolcán Villarrica, ubicado en Ia ZVS, presenta una forma cónica casi perfecta, cubre una superficie de, aproximadamente, 400 km2, y ocupa un volumen de alrededor de 250 km3. Su cima, a 2.847 m.s.n.m., se eleva 1.500 m por sobre la línea media de cumbres de la región y 2.450 m sobre su base, de topografía irregular, ubicada en la cota 400 m. Presenta, en la cima, un cráter, con actividad fumarólica, de 200 m de diámetro y 100 a 150 m de profundidad, en cuyo fondo se encuentra un lago de lava, permanente, de 30 a 50 m de diámetro.
El cono principal esté construido en el borde noroccidental de una caldera volcánica elíptica de 6,5 x 4,2 km, formada a partir del colapso de un edificio volcánico mayor, más antiguo. El estratovolcán moderno está formado, principalmente, por lavas y piroclastos de composición basáltica y andesítica-basáltica. En sus flancos, se encuentran alrededor de 30 centros eruptivos adventicios, incluyendo conos de escorias y centros fisurales menores (Moreno, 1998; Moreno et at., 1980; Hickey et at., 1989). La cima del cono principal, y el interior de la caldera, están cubiertos por un glaciar que se extiende sobre una superficie de 40 km² y ocupa un volumen aproximado de 8 km³.
El análisis histórico indica que, desde 1558 hasta 1984-1985, el Volcán Villarrica ha registrado 60 erupciones importantes desde el cono principal, cráteres adventicios y fisuras laterales, lo cual permite clasificarlo como el volcán más activo de los Andes (Petit-Breuilh, 1994). Entre los fenómenos precursores descritos para la mayoría de las erupciones históricas se mencionan, ruidos subterráneos, actividad sísmica perceptible, explosiones de cenizas y pequeños derrames de lava sobre los flancos nevados.
Durante esas erupciones se produjo la emisión de coladas de lava, la formación de lahares y la proyección de piroclastos. Los principales peligros que pudieran estar vinculados a futuras erupciones del Volcán Villarrica son, por lo tanto, aquéllos originados por el desplazamiento de corrientes de lava, la caída de piroclastos, y el paso de corrientes laháricas acompañadas por la crecida de ríos y esteros. Las erupciones estarán, probablemente, acompañadas, por la emisión de gases tóxicos, actividad sísmica local, avalanchas de nieve, deslizamientos, incendios forestales, tormentas eléctricas, obstrucción de cursos fluviales y alteraciones fisicoquímicas de las aguas, suelos y vegetación.
El Volcán Villarrica y sus cráteres adventicios, han emitido coladas de lava de hasta 18 km de longitud, que han afectado especialmente, el sector norte, occidental y sur del edificio volcánico. En el mapa, se señala con una línea roja quebrada, el alcance máximo posible de las coladas de lava (hasta 20 km) que podrían originarse durante erupciones futuras. Caídas de piroclastos se producirían, principalmente, hacia el este-sureste del volcán, transportados por los vientos predominantes del oeste-noroeste, siendo la zona más vulnerabe a este fenómeno, el sector comprendido entre Palguin y Coñaripe. Durante erupciones prehistóricas, bombas y bloques (piroclastos > 6,4 cm de diámetro) se han depositado hasta 23 km al este-sureste del volcán.
Las corrientes laháricas descenderían por los mismos cauces de las lavas, aunque precediéndolas en el tiempo, debido a su mayor velocidad de desplazamiento. Los principales cauces de descarga de lahares corresponden a los valles de los ríos Turbio-Pedregoso, Zanjón Seco-Carmelito, Correntoso, Molco-Huichatio, Voipir, Chaillupén y Seco-Llancahue (Coñaripe). El escenario para una eventual generación de lahares varía en función de la época del año y el espesor de la cubierta temporal de nieve. En la erupción de diciembre de 1971, los lahares que descendieron por el valle del río Turbio-Correntoso alcanzaron un volumen total estimado en 20 millones m³ (Marangunic, 1974).
El Volcán Villarrica ha emitido alrededor de 16 flujos piroclásticos, con volúmenes que varían entre 0,2 y 10 km³, durante erupciones explosivas ocurridas a partir de los 13.850 años AP (edad 14C). El tiempo de recurrencia documentado para erupciones explosivas, generadoras de flujos piroclásticos, varía entre 500 a 2.000 años. La última de estas se produjo hace 1.620 AP (edad 14C) y sus depósitos cubrieron una superficie cercana a los 3.000 km². Remanentes preservados de depósitos de flujos piroclásticos individuales ubicados a 20 km del volcán alcanzan hasta 15 m de espesor. Aunque, en un futuro próximo, se considera muy baja la probabilidad de ocurrencia de un flujo piroclástico, toda el área de estudio es de alta vulnerabilidad frente a un evento volcánico que genere un flujo de ese tipo.